El pasado 29 de junio me acerqué con mi padre a Soria, no sólo en busca de los halcones de Eleonora que se suelen observar por allí, sino también para conocer el lugar ya que nunca había estado en esta provincia de Castilla y León.
RELLO
Llegamos por la tarde, aprovechando al máximo el tiempo, haciendo una parada en Rello. No hicimos el camino hasta Barahona pero nos dimos un paseíto. Por la carretera abundaban los trigueros y, en el arcén, tomaban el sol lagartos ocelados. Ya llegando al pueblo me percaté de la presencia de una rapaz que sobrevolaba los cortados. Cuando localicé por el visor de la cámara al bicho ya estaba posado. Se trataba de un alimoche.
Alimoche común
Llegamos a Rello, donde cogemos un camino que sale de la carretera, el cual va entre los cortados. Algún roquero solitario se dejaba ver entre las rocas y, también, en los cables del teléfono.
De pajarillos estaba muy animada la cosa. Entre los arbustillos volaban críalos, cucos, currucas ( entre ellas una pareja de mirlonas, las cuales por fin bimbé ), pinzones, verdecillos, alcaudones, verderones y jilgueros por nombrar unos pocos. En el camino salían collalbas rubias y bisbitas campestres, además de los ya mencionados roqueros.
Por las alturas pudimos observar cernícalos vulgares y chovas piquirrojas, ambos muy abundantes por el lugar.
Se puso el sol y llegó la hora de asentarnos al fin en Almazán. Allí dormiríamos para al día siguiente estar con Mario y Pepe buscando halcones de Eleonora. La noche transcurrió rápidamente, y en un abrir y cerrar de ojos ya nos encontrábamos entre los campos sorianos. Algún ratonero volaba de poste a poste, fueron varios los que vimos aquella soleada mañana de finales de junio.
Un rápido vistazo y ya localizamos a los dos primeros eleonoras. Se encontraban en un poste eléctrico. Nada menos que un morfo claro y un morfo oscuro.
Era la tercera vez que podía disfrutar de esta especie, siendo la primera en el Puerto del Cardoso ( Segovia ) y la segunda en los acantilados del este de Cerdeña ( Italia ). Llegaron mis amigos Mario y Pepe y nos pusimos a dar vueltas con el coche por los alrededores en busca de más pajarillos. En el tejado de una caseta se movían dos collalbas grises, un jovencito y un adulto, el cual subía y bajaba inquieto del suelo. Un pardillo macho se dejó ver muy bien a escasos metros del coche. Pajarillos que siempre están ahí pero que dan gusto de ver.
Apareció la tercera rapaz del día, un aguilucho lagunero al que pude afotar muy bien. Sumándose a la lista, un zorro se paseó por la lejanía, dejándonos disfrutar de su presencia aún siendo a distancia. También pudimos observar bisbitas campestres, alondras comunes, más collalbas, una totovía, una calzada pegándole un viaje a un buitre negro, tres andarríos grandes, alguna lavandera boyera, alcaudones dorsirrojos y bastantes corzos.
En toda la mañana conseguimos ver tres halcones más, todos volando.
Halcón de Eleonora
Se acercaba la hora de comer, así que nos acercamos a la arboleda a orillas del río Duero, donde además de sorprender a dos mosquiteros papialbos y un bisbita arbóreo que se movían cerca del camino, pudimos disfrutar de una empanada bien rica.
En un abrir y cerrar de ojos, ya habíamos terminado de comer y Mario y yo ya nos habíamos dado un paseo para ponernos mutuamente al día, así que volvimos a la carga. Dejamos el coche en un pinar donde Pepe había visto posarse un Eleonora y cuando estaba abriendo la puerta me fijé en que teníamos uno casi encima. Allí se encontraba un morfo claro de esta bonita especie de halcón, posado en una rama.
Pudimos disfrutar a placer de este ejemplar. En otro pinar que teníamos detrás se encontraba otro halcón, esta vez un morfo oscuro. Pudimos disfrutar casi igual de bien de él, viendo cómo nos sobrevolaba muy cerquita.
Así terminó nuestra jornada de pajareo en busca de los halcones de Eleonora y demás fauna, pero para mi padre y para mí no había terminado. Nos quedaríamos un día más para subir al Pico Urbión, situado al norte de Soria. Además de ser un buen paseo, también, descubrí que es un buen lugar para pajarear, en concreto para aves de montaña. En todo el camino desde el parking hasta la cima, pude observar piquituertos, roquero rojo, acentor alpino, verderón serrano... además de varias rapaces, agateadores, pinzones, los dos reyezuelos, herrerillo capuchino, dos andarríos grandes, lavandera cascadeña, bisbitas alpino y campestre y collalbas grises.
Con esto, nos despedimos de Soria. Con un buen sabor de boca, regresamos a casa, para dentro de poco volver a viajar a otro lugar en busca de pajarillos. Pero eso ya lo veréis en la siguiente entrada.
Espero que os haya gustado, pronto subiré la siguiente,
Rapaz Salvaje
