martes, 4 de julio de 2017

HIDE DE CARROÑERAS 2017

HIDE 2017
El pasado miércoles 14 de junio fui al hide del Espinar ( que fue mi regalo de cumpleaños) con mi padre. Un hide es una cabaña con un cristal especial por el que tú puedes ver las aves rapaces y los córvidos sin que ellos te puedan ver. Normalmente son para aves rapaces o córvidos, aunque también hay para aves rapaces nocturnas y aves acuáticas. Allí les ponen posaderos (ramas, piedras...) con trozos de carne encima para que las fotos sean mejores. No sólo en posaderos, también ponen trozos de carne delante de nosotros o esparcidos por todo el lugar. Bueno, nosotros nos tuvimos que levantar a las seis menos cuarto, y a las siete teníamos que estar en el Espinar. Desayunamos rápido y enseguida salimos de casa. Cuando entramos en Segovia lo que más abundaba era el milano negro, que a lo mejor tres estaban posados en las torres de electricidad y otros cinco o seis planeaban por encima de los campos. Nada más llegar a la gasolinera en la que habíamos quedado, un todoterreno apareció de repente y de él salió Jose, el hombre que nos llevaría al hide. Le seguimos hasta un parking, donde allí se paró y nos dijo que subiéramos al todoterreno. Fuimos por un camino que estaba bastante mal. Cuando llegamos al hide el todoterreno paró, Jose abrió la puerta y nosotros nos metimos con las cámaras, los trípodes, las guías, los prismáticos... Él empezó a dejar trozos de pollo por el sitio y en el medio puso un gran trozo de carne y al lado un tejón atropellado. Nos explicó unas cuantas cosas sobre el hide y qué no podíamos hacer. Él se fue en su todoterreno. Los primeros en llegar fueron cuervos, a lo mejor dos bajaron. A los minutos que se fueron empezaron a sobrevolar los trozos de carne un par de milanos negros, luego tres y cuatro, cinco, seis, ocho, hasta que se juntaron 15 milanos volando por encima del hide. De repente uno bajó uno, y un instante después ya había 10 milanos en el suelo. Otros cinco milanos llegaron al banquete. Pero no eran solo negros, sino que también había milanos reales.
 Milanos negros
 Juvenil de milano negro
 Milano real
 Milano real
 A veces podías captar momentos chulos, como cuando estos dos milanos negros se peleaban por un trozo de carne.
 Milanos negros
Milanos negros
Los milanos se iban y luego volvían. Estuvieron haciendo esto hasta que de repente empezaron a llegar cuervos, y luego más cuervos. Hasta que probablemente se juntaron 20 cuervos. Cada vez había menos milanos. Y en un momento sólo quedaron 4 o 5 posados. Justo en ese instante empezaron a sobrevolar los trozos de carne dos buitres leonados, luego llegaron tres negros y después otro buitre negro. Dos buitres negros se posaron en la "ladera" (por decirlo así) opuesta, justo donde nosotros no los podíamos ver. De la ladera salió volando un busardo ratonero que a los pocos metros se volvió a posar.
 Milanos reales, negros y busardo ratonero
 Milano real
 Milano real
 Milano negro
Milano real
Milanos negros y cuervo grande
Busardo ratonero
Cuervos grandes
Buitre leonado
Buitre negro
Los buitres seguían planeando sobre los trozos de carne mientras que los cuervos comían. De repente, vimos una cabeza salir de debajo de la ladera. ¡Era una cabeza de buitre negro! Él iba acercándose cada vez más al trozo de carne, pegando saltitos como si fuese un conejo. Cuando llegó al banquete sólo miraba cómo los cuervos comían, hasta que en unos minutos después empezó a comer. Justo en ese instante bajó otro buitre negro, luego otro. Después un buitre leonado y a continuación otro.
 Buitres leonado y negro
Había varios buitres negros anillados. También un milano negro.
 Buitre negro anillado
 Milano negro anillado
Un águila calzada nos sobrevoló, sin bajar al hide. Estas águilas no deben de ser carroñeras...
Águila calzada
Después de un buen rato, el buitre negro empezó a atacar a los cuervos (la mayoría de ellos le tiraba de las plumas) así que unos cuantos se fueron. Algunos milanos también se fueron. Los buitres negros se quedaron y los leonados se fueron. Ellos registraron toda la zona en busca de restos de carne. Se iban acercando cada vez a nosotros.
 Buitres negros y un leonado
Buitre leonado
 Buitre negro
 Buitre negro
 Milano negro
 Buitre negro
 Buitre negro y cuervos
 Buitre negro
 Buitre negro
Desde el hide, esto es lo que veíamos:
Cuando los buitres negros se fueron, sólo quedábamos en el hide el tejón y nosotros. Estuvimos un rato esperando a ver si venía algo, pero no vino nada. Cuando ya fue la hora de irnos un todoterreno nos recogió. Jose  salió de él y abrió la puerta. Nosotros le contamos todo, con pelos y señales. Él me regaló una pluma de buitre negro y unos cuantos folletos.
Fue una pasada, se lo recomiendo a todo el mundo que le guste la naturaleza. Y si te gusta, la tienes que cuidar. Cuidar la naturaleza es alucinante, porque cuidándola la proteges (que es de lo más valioso que hay).
Un saludo, Rapaz Salvaje. 

5 comentarios:

  1. Qué animales más impresionantes y cuánta belleza (ya sabes que el milano es de mis favoritos...). Qué maravilla tenerles tan cerca, participando en esa fiesta aun siendo invisibles. Preciosos los tan injustamente mal queridos buitres negros, qué grandiosos.
    Genial reportaje!
    Me apunto a la siguiente.

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  2. Es una delicia leerte y disfrutar de tus fotos. Que lo sepas, Pequeño Rapaz. Y mil gracias por contar tus experiencias.
    El Gavilán Viejo.

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  3. Muy buena entrada!! Que ganas tengo de fotografiar así a los buitres negros.
    Un saludo

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  4. Bueno, pues a mí estos carroñeros me dan un poco de respeto, no son mis favoritos. En la naturaleza tiene que haber de todo y ellos cumplen su cometido, todo tiene su razón de existir. Ver todo detrás de un cristal, sin peligro y poder observar la vida real es un privilegio.
    Qué suerte tienes de tener un padre tan especial.
    La entrada me ha gustado mucho.
    Un beso, Bruno.

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  5. Gracias por vuestros comentarios. Ya, mi padre es único... Ja, ja, ja... Gracias, ornitólogo de once años. También a milana del este y al gavilán viejo. Un fuerte abrazo, Rapaz Salvaje.

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